martes, 12 de junio de 2012
LAS DIOSAS OSCURAS
Para poder conectarnos con nuestra naturaleza más íntima, debemos viajar más lejos en el tiempo, hacia las raíces mismas de los cultos de adoración a la Diosa. Allí nos encontraremos con las Diosas oscuras. Ellas nos darán herramientas muy valiosas para tomar conciencia de nuestro propio poder, hacernos cargo de nuestra vida y vivirla en plenitud.
Durante siglos, hemos confinado en un rincón del inconsciente nuestra verdadera esencia, lo que Clarissa Pinkola Estés llama nuestra "naturaleza salvaje". Desde muy pequeños hemos sido educados para ser "buenos niños". No podíamos pelear con nuestros hermanos, ni tener arranques de ira, ni oponernos a lo que otros decidían en nuestro lugar. A medida que fuimos creciendo, hemos profundizado esta socialización (o tal vez deberíamos decir "disociación") de nuestra verdadera personalidad, a tal punto de no saber dónde está el límite entre lo que realmente deseamos ser y hacer y lo que actuamos sólo por cumplir las expectativas de los demás.
La rabia, la sexualidad, el enfrentar desafíos, superar miedos, nutrirnos a nosotros mismos antes que a los otros y el contacto con nuestro propio poder, son derechos que nos han estado vedados de alguna u otra manera durante mucho tiempo, incluso por nosotros mismos. Algunas de estas represiones, al quedar relegadas a la parte inconsciente de la psique, se transforman en bloqueos que nos impiden vivir nuestra naturaleza en plenitud. Y lo que debería ser un aspecto luminoso, creativo y rico de nuestra personalidad se transforma en una Diosa Oscura.
Cada una de ellas representa una herida. Tomar contacto con ellas sirve para comenzar a sanarlas, liberando nuestro poder. Al traerlas a la luz de la conciencia, podremos descubrir talentos que estaban ocultos y cualidades positivas muy necesarias para salir adelante en la vida. A medida que las vayamos conociendo, nos iremos dando cuenta de que constituyen la parte más viva y rica de la personalidad
Una vez que podamos aceptar e integrar aquello que más temor nos provoca, nos daremos cuenta de que contamos con recursos muy valiosos para poder llegar a vivir una vida más plena. No puede haber salud mientras todo lo femenino continúe siendo relacionado con lo demoníaco y la oscuridad, con el mal y con el pecado. Ya es tiempo de redimirnos.
En este viaje hacia las Diosas Oscuras que vivien en nuestro interior, no hay nada que temer -como dice Vicki Noble en Madrepaz, excepto el miedo mismo." Es él quien en realidad crea todos los demonios".
Hécate y Lilith , por ejemplo , son dos poderosisimas Diosas que han sido condenadas a vivir en lo más profundo de nuestro inconsciente, despojadas de su poder sanador. Recuperarlas e integrarlas a nuestra vida es un desafío que debe ser afrontado, a fin de convertirnos en personas completas y equilibradas.
Para Carl Jung, la sombra está compuesta por los aspectos desconocidos o reprimidos de nuestra personalidad. Esos aspectos, mientras permanezcan en la oscuridad, pueden convertirnos en sus esclavos.
Con la demonización de Lilith, el poder sexual de la mujer, su capacidad de elegir libremente y su negación al sometimiento fueron relegados a la sombra. Y por eso nos produce tanto miedo poder integrarlos a nuestra vida. La inquisición asoció la condición de Hécate como "madre de las brujas", a los ritos de adoración del diablo y la elaboración de Hechizos para manipular el deseo de otros. Y también fueron relegados a la sombra los aspectos intuitivos y sanadores con lo cual otro lado luminoso fue transformado en sombra.
"Los rostros de la Diosa", Sandra Román editorial Kier
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