miércoles, 18 de enero de 2012

HISTORIA DE LA MAGIA EN EL MUNDO




Entre las grandes civilizaciones pre-cristianas del Mediterráneo y el Medio Oriente, los antiguos egipcios, hebreos, babilonios, persas, griegos, romanos y druidas poseían sistemas mágicos elaborados que influyeron en el desarrollo dela magia en el mundo occidental y en nuestra comprensión de la magia hoy en día.

Egipto (2700-50 A.C.)
En el antiguo Egipto, los Faraones eran considerados mandatarios divinos, poseedores de grandes habilidades mágicas. Como en muchas otras culturas, se reconocían dos clases de magos. Los de mayor rango eran los sacerdotes, quienes actuaban como sustitutos del Faraón si era necesario. Entre estos se encontraba el Visir, como lo fue Imhotep. La segunda clase de mago eran los populares (del pueblo), sanadores y brujos. El dios egipcio de la magia era Toth o Tehuti, representados con un ibis o un mandril respectivamente. De la antigua magia egipcia viene la idea del poder de los nombres sagrados, que tuvo gran influencia en el desarrollo de la magia en Europa durante la edad media y el renacimiento.

Pueblo Hebreo (1630-587 A.C.)
Aunque la ley judía prohibía toda práctica adivinatoria y cualquier forma de hechicería, dos de las más grandes figuras del antiguo testamento (Moisés y Salomón) son conocidos como parte de los más grandes magos de todos los tiempos. Se dice que Moisés fundo una escuela secreta llamada Misterios del Tabernáculo. Los primeros cinco libros de la Biblia (El Pentateuco) conforman la Tora (que significa “ley”) y se cree que fueron escritos por Moisés mismo. Bajo sus elaboradas reglas y detalladas instrucciones, se presume en muchos círculos mágicos que están cargados de simbolismo, alegorías y parábolas. La llave de dicho simbolismo, acorde con los Misterios del Tabernáculo, constituye lo que ahora se conoce como la Cábala.

Por su parte, el Rey Salomón gobernó el pueblo de Israel en el siglo 10 antes de Cristo y construyó el mayor templo de la historia de la humanidad. Conocido por su sabiduría y su riqueza, su prosperidad y longevidad, Salomón pasó también al mundo de las leyendas de la magia. El Talmud nos cuenta como el monarca ejercía dominio sobre los animales del campo y las aves, invocaba demonios y espíritus sobrenaturales con la ayuda de sellos y talismanes y un anillo mágico. Se cree que empleó a muchos demonios y otros espíritus en la construcción del templo y la obtención de los materiales para ello, y que de otros planos y seres superiores e inferiores obtuvo grandes secretos del universo, el secreto de su sabiduría. El Testamento de Salomón y otros textos mágicos son atribuidos a él. Además se cree que era un maestro de la Cábala, la alquimia y la necromancia.

Babilonia (612-538 A.C.)
La palabra “Babilón” significa “puerta de los dioses”. Los babilonios se especializaban en astrología, astronomía y matemática, mantenían registros detallados del movimiento de los planetas, las estrellas y muchos eventos cósmicos, como eclipses, supernovas, retrógrados planetarios, etc. También desarrollaron un arte para los sigilos, sellos, talismanes, amuletos y otros que aún son utilizados por los magos modernos. La casta de sacerdotes en Babilonia era de la más alta educación y el más profundo secreto. Creían que todas las enfermedades se debían a la ira de los dioses y se llevaban a cabo ceremonias especiales sólo para quienes podían pagarlas. El resto de la población se dirigía a los templos menores, donde ellos mismos podían pedir favores a los dioses y ofrecer ofrendas y sacrificios.

Persia (539-331 A.C.)
La palabra magia en si misma proviene de los sacerdotes de Zoroastro en la antigua Persia, quienes eran llamados Magi. Alcanzaron el pico de su fama durante el dominio el Imperio Persa. Los Magi eran conocidos por sus dones para la adivinación (especialmente la astrología) y la sanación. Creían que el universo estaba vivo y que era la manifestación de lo divino, y adoraban los planetas, estrellas y otros cuerpos celestes; también adoraban a los cuatro elementos. Poseían una dualidad divina, donde Ahura Mazda, señor de la bondad, sabiduría y verdad, se oponía al malvado y tramposo Ahriman. Las creencias de Zoroastro tuvieron gran impacto en el desarrollo del cristianismo.

Grecia (480-323 A.C.)
Los griegos desarrollaron un sistema complejo de filosofía y prácticas mágicas, influenciados por los conceptos de los egipcios, el Medio Oriente y Asia. Su dios de la magia era llamado Hermes, de donde provienen los Misterios Herméticos. Así como los egipcios, su idea de la magia estaba dividida en dos clases particulares definidas por su propósito de servir a los poderosos o al pueblo. A lo largo y ancho del mundo grecorromano, quienes ejercían mayor influencia eran los Oráculos, dedicados a varias deidades. En estos sitios, sacerdotisas especialmente entrenadas daban, a quien lo requería, predicciones o respuestas algo difíciles de entender, pues se expresaban en rimas y versos complejos. También durante este periodo, se empleaban diversas formas de adivinación, siendo la más común el estudio de las entrañas (especialmente el hígado) de animales sacrificados para este propósito. Grecia fue hogar de los más conocidos misterios del mundo, como los de Eleusis, que representaban la historia de Deméter, diosa de las cosechas y los frutos, su hija Perséfone, doncella de las flores, y Hades, señor del inframundo, quien secuestra a Perséfone en otoño para convertirla en su esposa, lo que causa la muerte del verdor de la naturaleza hasta su retorno en primavera.

Gran Bretaña (600 A.C. - 500 D.C.)
Entre las islas británicas, la casta encargada de la magia de los celtas eran los Druidas. Dru para ellos significaba “verdad”, y los Druidas eran “los que conocían la verdad”. Este titulo también se relacionaba con el roble, y se les suele llamar “sacerdotes del roble”. Los Druidas creían que el agua y el fuego fueron los bloques originales sobre los que se creo todo el universo, y que los arboles, piedras, plantas y animales de todo tipo eran tan sagrados como los espíritus invisibles de otros mundos. Honraban a los dioses y diosas de los celtas y celebraban festivales durante los equinoccios y solsticios del año. Tanto hombres como mujeres se encargaban de dictar la ley, promover la cultura y enseñar las costumbres, trasmitir mitos y leyendas, sanar a los enfermos o heridos, mantener un registro genealógico, matemática, astronomía, adivinación y trabajos mágicos por igual. Los Druidas legitimizaban y presidian sobre los reyes.

La cultura Celta originalmente surgió en el este de Europa, moviéndose lentamente hacia el oeste con el pasar de los años. Durante mil años o más, la religión y costumbres celtas cubrieron la mayor parte del continente, desde las costas de Francia hasta el Mar Negro, y de Alemania al norte de España e Italia. Los Druidas y su religión se convirtieron así en los ancestros de la cultura Europea como la conocemos hoy. Sin embargo, fueron fuertemente perseguidos por el imperio romano, aunque no lograron alcanzarlos en las misteriosas tierras al norte de Irlanda y Escocia, y los Druidas se mantuvieron firmes y activos en muchas zonas hasta entrado el siglo 17.

Roma (735 A.C. – 455 D.C.)
El principal dios de la magia para los romanos era Mercurio, mensajero de los dioses. Los romanos empleaban hechizos y contras para derrotar a sus rivales y ganarles en política y prosperidad. Aunque la hechicería era popular y de conocimiento publico, también era temida por los poderosos y se dictaminaban fuertes leyes en su contra. La ley de Cornelio decía: “Videntes, encantadores y quienes usan la magia para el mal; quienes conjuran demonios, perturban los elementos, usan imágenes de cera para la destrucción, ellos serán castigados con la muerte”. Ideas como esa colaron con rapidez en el desarrollo de la iglesia cristiana.

Europa Medieval (455-1400 D.C.)
Debido a que la magia mantenía la conexión del pueblo con sus tradiciones ancestrales, la iglesia cristiana se esforzó por separar la magia de las prácticas religiosas aprobadas. El uso de la magia estaba prohibido, mientras que la iglesia misma adoptó aquellos ritos que consideraba útil a medida que iba rechazando lo demás. En la Europa Occidental, la mayor parte de poblados y villas tenían alguna forma de sanadoras y hechiceras. Estas, llamadas brujas, eran en su mayoría mujeres. Sus artes eran conocidas como la forma “inferior” de la magia, contraria a la forma “elevada”, como la alquimia. Tales mujeres eran perseguidas por la iglesia, de ellas se decía que “eran llevadas por el demonio a creer en ilusiones y fantasías, donde montaban bestias durante la noche con Diana, la diosa pagana, y una horda de seres”.

A pesar de la prohibición eclesiástica sobre la magia, la alquimia floreció en Europa desde el siglo 7 hasta el 17. Basada en los Misterios Herméticos, la alquimia haya su origen en el antiguo Egipto. Cuando los árabes conquistan Egipto en el siglo 7, adoptan la alquimia y la llevan con ellos hacia Marruecos y España. En menos de 200 años, España se convierte en el centro más importante de estudios alquímicos del mundo. Pronto esta ciencia se propagaría por el continente entero. Durante unos 8 a 16 siglos, varias formas de magia medieval emergieron de la renovación de las teorías y filosofías de Platón, la Cábala y doctrinas orientales traídas durante las cruzadas. Los Templarios, por su parte, desarrollaron un sistema mágico basado en las enseñanzas de algunas sectas en Jerusalén. Los magos de Europa eran personajes de gran cultura y estatus social, doctores, alquimistas, sabios; su magia consistía en intrincados procesos que involucraban el vestido, herramientas mágicas y símbolos junto a nombres sagrados de poder para invocar o desterrar espíritus, el nombre impronunciable del dios de los hebreos, Iahvé, conocido como el Tetragramatón (cuatro letras), se convirtió en el más poderoso de todos estos.

Los magos y hechiceros tuvieron una existencia tranquila hasta el siglo 13, cuando la iglesia estableció La Inquisición. En los siglos 13 y 14 la filosofía de Aristóteles se volvió más aceptada que la de Platón. Esta decía que no existía la magia natural, por lo tanto, todo acto de magia debía estar presidido por un ser divino o un demonio. Para el siglo 16 los magos, brujas y hechiceros, vistos como competencia para la iglesia en expansión, fueron perseguidos y masacrados bajo cargos de herejía. Los siglos de persecución, desde 1277 hasta 1736, se conocen en el mundo mágico como “el tiempo de las hogueras”.

El Renacimiento (1400-1605 D.C.)
El termino “Wizard”, que se traduce como hechicero o brujo, se usó por primera vez alrededor del 1400 y se aplicaba tanto a hombres como mujeres. Casi todo poblado o villa de Europa poseía al menos uno, quien era respetado y amado. Este se especializaba en magia práctica, ofreciendo una variedad de servicios que iban desde la adivinación, encontrar objetos perdidos o tesoros o interpretar sueños, hasta sanar personas y animales, ahuyentar malos espíritus y luchar contra brujos, duendes, hadas y otros seres mágicos.

La magia medieval llego a su máxima expresión durante el renacimiento en el siglo 16 bajo Cornelius Agripa y Paracelso en el continente y John Dee y Robert Fludd en Inglaterra. El libro “La Filosofía Oculta” de Agripa trataba sobre nombres divinos, magia natural y cosmología. Paracelso hacia énfasis en la importancia de la doctrina Hermética donde “así como es arriba, es abajo”, que dicta que el microcosmos de nuestro planeta refleja el macrocosmos del universo. Fludd, cabalista por excelencia, intentó reconciliar las filosofías de Platón y Aristóteles.

Durante el renacimiento, los practicantes de “alta” magia eran intelectuales que buscaban el desarrollo de la alquimia y la sabiduría Hermética. Estudiaban y seguían las enseñanzas de Agripa, Paracelso, Dee, Platón y otros. Leían los grimorios, invocaban espíritus en ceremonias y veían el futuro en cristales. A menudo servían como consejeros para la realeza. Junto con Edward Kelly, John Dee desarrolló lo que se conoce hoy en día como el sistema de magia enoquiana, un lenguaje especial para llamar espíritus y viajar a través de diversos planos.

La Era de la Razón (1605-1900 D.C.)
Durante los siglos 16 y 17, la palabra hechicero se aplicaba a toda clase de practicantes de la magia. Pero en mitad del siglo 17 la hechicería comenzó a perder su popularidad, relegándose sólo al campo. En el año 1662 se fundó la Academia Real de Ciencia en Inglaterra. Fue el comienzo de la separación entre el mundo de la magia y el mundo material, se redefinieron las disciplinas y se desecho todo lo que era “poco científico” como “falso”. La astronomía se separó de la astrología, la física de la metafísica y la química de la alquimia. Con esta división, el hemisferio izquierdo de la humanidad se separó del derecho, y la civilización occidental comenzó su vida moderna viendo al mundo con un solo ojo.

En el mundo mágico, los siglos 17 y 18 fueron testigos del nacimiento de muchas órdenes secretas, tales como los Masones y los Rosacruces. Sus rituales estaban basados en la Hermética, los Misterios, el tarot, la Cábala y la astrología. Varios grimorios, conteniendo instrucciones de rituales mágicos, circulaban libremente; el más conocido de todos, “El Testamento de Salomón”, aún es usado hoy en día.

Durante los siglos 17 y 18 se desarrollo la magia ceremonial, que consistía de complejos rituales para invocar demonios y otros espíritus y manejarlos a voluntad, aunque esto requería de gran condición física y espiritual, preparación mental y control emocional. Los magos ceremoniales se derivaban de creencias judeocristianas y su uso de dios y los demonios. Creían que estos últimos eran más fáciles de controlar que los ángeles. En su máxima expresión, la magia ceremonial es capaz de transportar al practicante a los más altos reinos del misticismo y la elevación de su ser.

La alta magia recibió una nueva oleada de interés a comienzos del siglo 19 con la publicación de “El Mago” de Francis Barret. Este renacer estuvo influenciado por Eliphas Levi, cuya explicación del funcionamiento de la magia en su libro “Dogma y Ritual de Alta Magia” tuvo gran impacto. Levi estableció las tres leyes de la magia: el poder de la voluntad, la luz astral y “así como es arriba, es abajo”. Otros factores que contribuyeron al crecimiento y expansión de la alta magia fueron el Espiritualismo y la Teosofía, ambos relacionados con la comunicación con espíritus y los muertos. La magia práctica, mientras tanto, seguía siendo algo rural y de menor categoría. Después de 1825, la palabra hechicero se volvió casi un sinónimo de brujo, pero su uso decayó al llegar el siglo 20.

Edad Moderna (1900 D.C. en adelante)
Quizás el mayor sistema de magia ceremonial occidental es el desarrollado por la Orden Hermética del Amanecer Dorado, fundada en Inglaterra por tres rosacruces a finales del siglo 19. El Amanecer Dorado se expandió junto con las enseñanzas de Levi, añadiendo una cuarta ley, la imaginación, sin la cual la voluntad no era efectiva. El Amanecer Dorado tuvo mucha influencia en Aleister Crowley, conocido como uno de los más grandes magos del siglo 20. Su mayor contribución fue la popularización de la Ley de Thelema: “Haz lo que desees, esa es la ley”.

Otra orden mágica que ha influenciado la historia es la Ordo Templis Orientis (Orden del Templo del Oriente), fundada a comienzos del siglo 20 por Karl Kellne, de origen alemán, y devoto de la magia sexual tántrica. La década de los 50 trajo consigo el renacer de la magia, la hechicería y el paganismo de la mano de Gerald Gardner, un inglés que publicó varios libros, creó rituales e inició personalmente a cientos de brujos y brujas en todo el mundo. De los años 60 en adelante, muchos grupos mágicos hicieron su aparición, y los practicantes pasaron de cientos a miles y millones. Un sinfín de libros cubriendo hasta el más mínimo aspecto de la práctica mágica fue presentado al público, dando vida a una cultura de lo oculto a nivel mundial.

Y finalmente, el siglo 21 ha visto la apertura del misticismo, la hechicería, el paganismo, la magia y lo oculto como estilos de vida, más que como prácticas secretas y llenas de misterio. Gracias a la publicación de videojuegos, libros, series y filmes como Lineage, Warcraft, Las Hechiceras, Las Crónicas de Narnia, Harry Potter y el Señor de los Anillos, la magia se ha vuelto a poner al alcance de todos.

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